
El Lobo Perdido
By Javiercito Toapanta

23 Jan, 2025

Rico, el lobo gris, se encontraba solo en medio de aquel vasto paisaje. Sus ojos reflejaban la tristeza de estar separado de su manada, la familia que siempre lo había protegido.

Sentía el aire fresco en su pelaje mientras observaba cómo el día despertaba a su alrededor.

Rico decidió seguir el sendero, esperando encontrar alguna señal de su manada. De repente, escuchó un suave crujido detrás de él.

Se giró y vio a Lia, una zorra de pelaje rojizo, mirándolo curiosamente. "¿Estás perdido?", preguntó ella, inclinando la cabeza con interés.

"Sí, he perdido el rastro de mi manada," admitió Rico, bajando la mirada. Lia se acercó y le dio un golpecito amistoso en el hombro.

"No te preocupes, te ayudaré a encontrarlos. Conozco bien este bosque," dijo con confianza.

Rico y Lia comenzaron el ascenso, cada paso un esfuerzo conjunto. A medida que subían, Rico sintió un nuevo sentido de pertenencia.

"A veces, para encontrar lo que buscamos, debemos explorar caminos desconocidos," comentó Lia, sonriendo.

Rico contempló el paisaje con asombro. Allí, entre las colinas, divisó a su manada descansando bajo un enorme roble.

Su corazón se llenó de alegría al verlos. "¡Ahí están!" exclamó con alivio.

Rico corrió hacia su manada, sintiendo el calor de su bienvenida. Lia se quedó a un lado, observando la reunión con satisfacción.

"Gracias, Lia, por ayudarme a encontrar mi camino," dijo Rico, volteándose hacia su nueva amiga. "Siempre estaremos aquí para ti," respondió Lia con una sonrisa.