
El cóndor de los Andes
By Marleny

02 Sep, 2023

En lo alto de la majestuosa Cordillera de los Andes, vivía un noble cóndor llamado Kuntur. Era el protector de las montañas, siempre vigilante y alerta. El gran cóndor tenía una responsabilidad sagrada: proteger la Cordillera de cualquier peligro.

Kuntur tenía un hijo, Nito, un joven cóndor lleno de valentía y curiosidad. Nito siempre volaba bajo, cerca de las laderas de la montaña, explorando y aprendiendo sobre su hogar.

Aunque Kuntur se preocupaba por Nito, sabía que para ser el próximo protector de las montañas, Nito debía aprender sobre los peligros y belleza de su hogar.

Cada día, el padre enseñaba a su hijo sobre la responsabilidad y valor que requería su papel. Nito escuchaba con atención y respeto, deseoso de seguir los pasos de su padre.

Kuntur mostró a Nito cómo usar sus fuertes alas para resistir las violentas tormentas, cómo encontrar alimento en los duros inviernos y cómo ayudar a los animales más pequeños cuando estaban en peligro.

Un día, mientras Nito volaba cerca de la cima de la montaña, descubrió algo extraño. En la distancia, vio un deslizamiento de tierra que amenazaba con destruir un pueblo.

Nito voló rápidamente a buscar a su padre. Informó a Kuntur sobre el peligro, quien de inmediato reconoció la gravedad de la situación. Kuntur sabía que tenía que actuar rápido.

El noble cóndor voló hacia el deslizamiento de tierra, tratando de desviar de alguna forma el flujo de tierra. Pero, el deslizamiento era demasiado poderoso, incluso para Kuntur.

Nito, viendo a su padre luchar, decidió ayudar. Ignorando los gritos de advertencia de su padre, voló directamente hacia el deslizamiento. El joven cóndor estaba decidido a salvar la montaña y su gente.

Con un esfuerzo sobrehumano, Nito batió sus alas contra el torrente de tierra y rocas. A pesar del peligro, el joven cóndor continuó intentando detener el deslizamiento.

Kuntur, viendo la valentía de su hijo, se unió a él y juntos lucharon contra la destructiva corriente de tierra. Pero el deslizamiento fue poderoso y devastador.

Nito fue golpeado por una gran roca y cayó. Kuntur, al ver caer a su hijo, se lanzó hacia él, pero fue demasiado tarde. El joven cóndor había dado su vida para salvar la montaña.

Con un grito de dolor, Kuntur voló hacia el cielo, su lamento resonó a través de las montañas. El protector de la Cordillera había perdido a su único hijo.

Pero aún en su dolor, Kuntur no se dio por vencido. Siguió luchando contra el deslizamiento de tierra hasta que finalmente logró detenerlo, salvando el pueblo y cumpliendo el sacrificio de Nito.

A pesar de la tristeza que lo invadía, Kuntur se sintió orgulloso de su hijo, quien había demostrado la valentía y la nobleza de un verdadero protector de la Cordillera.

Kuntur voló hasta el lugar donde cayó Nito y, con sus grandes garras, colocó una piedra en honor a su valiente hijo. Desde aquel día, esa piedra se conoce como la Piedra de Nito.

A partir de entonces, Kuntur voló aún más alto, vigilando la Cordillera con más determinación y coraje. Aunque su corazón estaba roto, su espíritu seguía siendo fuerte.

Los habitantes del pueblo, agradecidos por el sacrificio de Nito y la valentía de Kuntur, comenzaron a contar la historia del joven cóndor que dio su vida para salvarlos.

La historia se extendió por toda la Cordillera y más allá. Cada vez que veían volar a Kuntur, los habitantes de la Cordillera recordaban la valentía de Nito y la nobleza de su padre.

Generación tras generación, retellaron la historia, asegurando que el recuerdo de Nito perdurara. Y aunque Nito ya no estaba físicamente, su espíritu vivía en la Cordillera.

Y así, el legado de Nito continuó, inspirando a jóvenes y viejos por igual. Todos se esforzaban por ser valientes y nobles como el joven cóndor que una vez protegió su hogar con su vida.

Kuntur, aún volando alto, nunca olvidó a su hijo valiente. Cada día, mientras sobrevolaba la Cordillera, recordaba los sacrificios de Nito y la promesa que había hecho a su hijo.

Prometió seguir protegiendo la Cordillera, honrar el sacrificio de su hijo y enseñar a los demás a respetar y amar su hogar tanto como Nito lo había hecho.

Como un recordatorio constante, la Piedra de Nito permanece en la Cordillera, un homenaje a un joven cóndor que amaba su hogar hasta el fin. Un emblema de valentía y sacrificio.

Hoy, la historia de Nito y Kuntur se cuenta en todas las montañas del mundo. A través de su historia, el espíritu del cóndor sigue volando, siempre vigente, siempre protector.