
Frosty el Dragón de Hielo
By Oscar Soler

02 Jun, 2024

Frosty era un dragón amable y valiente, pero tenía un miedo terrible a volar. Pasaba la mayor parte de su tiempo en el suelo, jugando con los niños en la nieve.

Un día, Frosty escuchó rumores sobre una invasión inminente liderada por Pyro, el temible dragón de fuego. Sabía que debía superar su miedo para proteger su hogar.

Pyro voló sobre el reino, escupiendo fuego y amenazando con destruir todo a su paso. Frosty sabía que debía enfrentarlo, pero el miedo le atenazaba.

Frosty decidió pedir ayuda a los sabios ancianos del reino. Le dieron un amuleto mágico que prometía darle el coraje para volar.

Con el amuleto en su cuello, Frosty trepó hasta la cima de la montaña. Se paró en el borde, cerró los ojos y se lanzó al vacío.

Al principio, Frosty cayó en picada. Pero entonces, sintió una oleada de coraje y extendió sus alas. Para su asombro, comenzó a volar.

Frosty voló hacia Pyro, disparando ráfagas de hielo. Pyro luchó ferozmente, pero Frosty fue más rápido y más fuerte.

Finalmente, Frosty logró golpear a Pyro con una ráfaga de hielo tan fuerte que lo mandó lejos de Frostland. El reino estaba a salvo.

Frosty regresó al suelo como un héroe. Los niños corrieron a abrazarlo, y todos en el reino celebraron su valentía.

A pesar de su victoria, Frosty sabía que la verdadera victoria era haber superado su miedo. Ahora podía volar libremente por los cielos de Frostland.

Desde aquel día, Frosty ya no era solo el dragón que jugaba con los niños en la nieve. Era el protector de Frostland, el dragón de hielo que voló a pesar de su miedo.

Y así, Frosty vivió el resto de sus días, volando libremente y protegiendo su hogar. Siempre recordará la lección que aprendió: el verdadero valor no es no tener miedo, sino enfrentarlo.