Sofia estaba emocionada por el inicio del nuevo curso en un lugar diferente. Pero su emoción se desvaneció cuando notó que algunos compañeros la miraban de manera extraña.

Durante la clase de educación física, Lucas preguntó irónicamente: "¿Por qué siempre llevas esa vestimenta?" Todos sus compañeros se rieron y Sofia se sintió avergonzada.

Durante el receso, Ana se acercó a Sofia y preguntó en tono despectivo: ¿Qué es lo que comes? Esa comida se ve extraña. Sofia, con los ojos llenos de lágrimas, salió corriendo.

Sofia llegó llorando al salón donde estaba su profesora Alicia. Le contó lo sucedido y la profesora decidió intervenir.

La profesora Alicia llamó a una reunión especial y comenzó a hablar sobre la importancia de respetar y valorar las diferencias culturales.

Sofia mostró fotos de sus costumbres y tradiciones y explicó el significado de su vestimenta. Los estudiantes comenzaron a interesarse y a hacer preguntas respetuosas.

La profesora Alicia organizó una serie de actividades donde cada estudiante compartió algo sobre su familia y cultura.

Incluso Lucas y Ana comenzaron a entender y respetar las diferencias de Sofia. Comenzaron a tratarla con amabilidad y a incluirla en sus juegos.

Sofia empezó a sentirse más cómoda y aceptada en su nueva escuela. Su tristeza se transformó en felicidad a medida que se hizo amiga de sus compañeros.

La profesora Alicia, viendo el cambio en la actitud de los niños hacia Sofia, se sintió orgullosa. Sabía que había logrado enseñarles una valiosa lección de vida.

Lucas y Ana también aprendieron una valiosa lección. Aprendieron a respetar y apreciar las diferencias culturales y a ser más comprensivos y amables.

Sofia, ahora feliz y rodeada de amigos, comprendió que ser diferente no es algo malo. Su viaje hacia la comprensión había sido un viaje difícil, pero finalmente fructífero.