
El niño que aprendió a escuchar con el corazón
By Viviana

28 Mar, 2024

Había una vez un niño llamado Matías que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos. Desde que era muy chiquito, le encantaba escuchar el canto de los pájaros, el sonido del viento entre los árboles y las risas de sus amigos.

Un día, mientras jugaba en el jardín de su casa, Matías notó que no podía escuchar con claridad el ladrido de su perro. Por un momento creyo que tal vez tenía cera en los oídos, pero a medida que pasaban los días, la pérdida de audición fue empeorando.

Los padres de Matías se preocuparon mucho y lo llevaron al médico especialista en oídos. Tras hacerle varios estudios, confirmaron que Matías estaba perdiendo la audición de manera progresiva.

Esta noticia entristeció al niño y a su familia, pero decidieron enfrentar juntos esta nueva realidad. "¿Qué significa esto, mamá? ¿Voy a dejar de escuchar por completo?", preguntó Matias con temor.

"No te preocupes, hijo. Vamos a buscar la mejor forma de ayudarte", respondió su mamá con ternura. A partir de ese momento, Matias comenzó a utilizar unos aparatos auditivos especiales que le permitían escuchar mejor.

Al principio le costó adaptarse, pero con la ayuda de sus padres y maestros logró acostumbrarse un poco. Un día, mientras paseaba por el bosque cerca del pueblo, Matias se encontró con un búho sabio.

El búho notó sus aparatos auditivos y su mirada triste. Se acercó volando lentamente y posándose sobre una rama cercana le dijo:"Pequeño amigo, veo en tus ojos una mezcla de tristeza y valentía. La vida nos pone obstáculos difíciles a veces, pero es importante aprender a superarlos".

Matías lo miró sorprendido y le contó sobre su pérdida auditiva progresiva y cómo eso había cambiado su forma de percibir el mundo. El búho asintió sabiamente y le dijo: "Escuchar con nuestros oídos es importante, pero también existe la capacidad maravillosa de escuchar con el corazón.

"Aprenderás a sentir la belleza del mundo a través del tacto, la vista y las emociones". Estas palabras resonaron en lo más profundo del corazón de Matías. Así fue como Matías aprendió una valiosa lección: no importa cuáles sean nuestras limitaciones o dificultades; siempre hay formas creativas y especiales para disfrutar plenamente todo lo bueno que la vida nos ofrece.

A partir de entonces, Matías empezó a explorar el mundo de una manera nueva. Sentía la textura de las hojas, observaba los colores del amanecer y se deleitaba con el aroma de las flores.

En la escuela, sus maestros lo apoyaron para aprender a leer los labios y la expresión facial de sus compañeros. También comenzó a aprender el lenguaje de señas, lo que le permitió comunicarse de manera más efectiva.

A pesar de los retos, Matías nunca dejó de jugar y reír con sus amigos. Ellos también aprendieron a comunicarse con él a través del lenguaje de señas y juntos encontraban formas creativas de jugar y divertirse.

Con el tiempo, Matías se volvió más fuerte y valiente. Su espíritu indomable y su actitud positiva inspiraban a todos los que lo rodeaban.

Matías se dio cuenta de que aunque no podía escuchar como antes, podía 'oír' de muchas otras formas. Podía 'oír' la alegría en las sonrisas de sus amigos, 'oír' el amor en los abrazos de sus padres y 'oír' la sabiduría en las palabras del búho.

Cada vez que se sentía triste o asustado, recordaba las palabras del búho sabio. Y cada vez, encontraba la fuerza para seguir adelante, para aprender y crecer.

Los años pasaron y Matías creció para convertirse en un joven fuerte y valiente. A pesar de sus limitaciones, llevaba una vida plena y feliz.

Compartía su historia con otros, inspirándolos a enfrentar sus propios desafíos con valentía y determinación. Matías demostró que incluso en las dificultades, uno puede encontrar belleza y alegría en la vida.

Y siempre recordaba las sabias palabras del búho: "Escuchar con nuestros oídos es importante, pero también existe la capacidad maravillosa de escuchar con el corazón". Así, Matías aprendió a apreciar la vida de una manera única y especial.

Aunque la vida le había presentado un gran desafío, Matías lo transformó en una oportunidad para crecer y aprender. Su historia es un recordatorio de que no importa cuán grandes sean nuestros desafíos, siempre podemos encontrar formas de superarlos y disfrutar de la vida al máximo.

Y así, Matías, el niño que aprendió a escuchar con el corazón, continúa viviendo su vida con alegría y valentía, compartiendo su historia y su sabiduría con todos los que conoce.