
El fuego del Dragón
By Marc

15 Aug, 2023

En un mundo lleno de dragones, donde lanzar llamas era un arte, había un dragón que no podía escupir fuego. Se llamaba Drako, quien a diferencia de sus compañeros, sólo podía soltar humo de su nariz.

Los demás dragones se burlaban de él e incluso la manada lo expulsó. Con el corazón roto, Drako decidió irse lejos, buscando un lugar donde su presencia no molestara a nadie.

Nico, un joven intrépido y curioso, vivía en un pequeño pueblo al pie de una imponente montaña. Un día, mientras exploraba los alrededores, sus ojos se posaron en una figura majestuosa: un dragón imponente llamado Drako, que soltaba espirales de humo de su nariz. Preocupado por la salud del dragón, Nico decidió que no podía quedarse de brazos cruzados.

Convencido de que el humo que salía de la nariz de Drako indicaba que estaba enfermo, Nico decidió que debía ayudar de alguna manera. A lo largo de los días, investigó en la biblioteca del pueblo, consultó a los ancianos sabios y buscó en los libros de cuentos antiguos para entender más sobre los dragones y sus características. Descubrió que el humo no era señal de enfermedad, sino una expresión natural de la majestuosidad y la magia que envolvían a estas criaturas.

Decidió acercarse al dragón Drako nuevamente, esta vez con una bolsa de hierbas aromáticas que había recolectado, conocidas por su capacidad para crear humo aromático y curativo. Drako, intrigado por los esfuerzos de Nico, aceptó con gratitud la bolsa y, después de un momento de titubeo, dejó que las hierbas ardieran en una pequeña hoguera. El humo que llenó el aire era dulce y reconfortante, y pronto, los alrededores se inundaron con una fragancia mágica que parecía traer consuelo.

Nico aprendió que la verdadera amistad podía superar las diferencias más aparentes, y Drako descubrió que incluso las criaturas más pequeñas, como los humanos, podían tener un corazón lleno de coraje y compasión. Su historia se convirtió en una leyenda que se transmitiría de generación en generación, un recordatorio de que el valor y la bondad podían unir a seres que, a primera vista, parecían estar en lados opuestos del mundo. Y así, en medio de risas, aventuras y humo aromático, Nico y Drako d

Nico convenció a Drako de que deberían buscar a la brujita. Así, los dos comenzaron una nueva aventura, llena de incertidumbre pero también de la esperanza de que Drako pudiera finalmente escupir fuego.

Durante su aventura, se encontraron con toda clase de desafíos. Desde escalar altas montañas, cruzar ríos peligrosos, hasta esquivar serpientes venenosas. Pero su amistad los mantenía fuertes.

Finalmente, tras muchas dificultades, encontraron la casita de la brujita. Era una anciana amable y misteriosa, con una aura de magia poderosa.

La brujita escuchó su historia y prometió ayudarlos. Lo único que pedía a cambio era que Nico y Drako demostraran que su amistad era verdadera y sincera.

Pasaron días y noches probándose a sí mismos. Nico dejó de jugar con sus amigos en la villa para estar con Drako y el dragón protegía a Nico de cualquier peligro.

Cada día, la brujita observaba cómo Nico y Drako se cuidaban mutuamente y su vínculo crecía aún más. Después de un tiempo, la brujita decidió que había llegado el momento.

Con un resplandor brillante que emanaba de su vara mágica, la brujita concedió el deseo de Drako. De repente, la garganta de Drako se calentó y una llama azul brotó de su boca.

Drako soltó un rugido de alegría y Nico saltó de emoción. Por primera vez en su vida, Drako había escupido fuego. Ahora podía ser un verdadero dragón.

Nico y Drako agradecieron a la brujita y volvieron a casa, con Drako dejando una estela de fuego azul en el cielo. Ahora, Drako no solo era un dragón que podía escupir fuego, sino un verdadero amigo.

La noticia de Drako, el dragón de fuego azul, se propagó como un bosque en llamas. Dragones de todos los rincones llegaron para ver al dragón que una vez no podía escupir fuego.

Pero Drako solo quería estar con su amigo Nico. Juntos, se enfrentaron a todas las burlas y ahora juntos, disfrutarían de la victoria. Así, Drako finalmente encontró su lugar.

Los demás dragones, al ver la valentía y la bondad de Drako, dejaron de burlarse de él. Incluso lo aceptaron de nuevo en su manada, aunque Drako ahora era diferente.

Drako ahora era más fuerte. Había encontrado su llama y había hecho un amigo para toda la vida en Nico. Juntos, demostraron que la amistad verdadera y el valor son más poderosos que cualquier fuego.

Y así, Drako pasó de ser un dragón solitario a ser un héroe. Pero para Nico, Drako siempre había sido un héroe, desde el día en que lo conoció en las montañas.

La historia de Nico y Drako se transmitió de generación en generación. Se convirtió en una leyenda de amistad y coraje, de cómo un niño y un dragón cambiaron su mundo.

Drako y Nico, el niño y el dragón, demostraron que no importa lo que uno sea, sino lo que uno elige ser. Y juntos, eligieron ser amigos y héroes.

Y aunque las montañas puedan cambiar y los ríos cambien su curso, la amistad de Nico y Drako perdurará. Porque la amistad verdadera, al igual que la llama azul de Drako, nunca se apaga.

Ahora, cada vez que un dragón escupe fuego, se recuerda la historia de Drako, el dragón de fuego azul y su amigo Nico, el niño que no tuvo miedo de buscar la verdad y luchar por su amigo.

Así termina la historia de Drako y Nico, una historia de amistad, coraje y fuego. Una historia que nos enseña que, con la ayuda de un verdadero amigo, no existe nada que no podamos alcanzar.