
El niño invisible
By Pame Fernandez

10 Sep, 2024

Había una vez, en un pequeño pueblo, un niño llamado Lucas. Pero Lucas no era un niño común, él era invisible.

Lucas había nacido invisible, lo que lo hacía especial, pero también lo hacía sentir solo y aislado de los demás.

A Lucas le encantaba ir al parque, ver a los demás niños jugar y reír, pero él no podía unirse a ellos porque no podían verlo.

Un día, Lucas decidió que, aunque era invisible, intentaría hacer amigos. Quería sentirse parte del mundo que lo rodeaba.

En la escuela, Lucas vio a una niña llamada Sofía. Ella siempre estaba sonriendo y parecía ser amigable.

Lucas decidió acercarse a Sofía. Aunque ella no podía verlo, podía oírlo. Así comenzó su amistad.

Lucas y Sofía pasaban mucho tiempo juntos en el parque. Lucas le contaba historias y ella escuchaba con atención.

Aunque Lucas era invisible, Sofía podía sentir su presencia y se sentía feliz de tener a Lucas como su amigo.

En la escuela, Lucas ayudaba a Sofía con sus tareas. A pesar de ser invisible, era muy inteligente.

Sofía empezó a mejorar en sus estudios gracias a Lucas. Su amistad se fortalecía cada día más.

Un día, mientras jugaban en el parque, Sofía tuvo una idea para que Lucas pudiera jugar al fútbol con los demás niños.

Sofía ató un lazo rojo en el brazo de Lucas para que los demás niños pudieran verlo. Y así, Lucas pudo jugar al fútbol por primera vez.

Al día siguiente, en la escuela, todos hablaban del misterioso niño con el lazo rojo que jugaba increíblemente bien al fútbol.

Sofía sonrió y Lucas se sintió feliz. Por primera vez, se sentía parte de algo, se sentía menos invisible.

Con el paso del tiempo, los niños del pueblo se acostumbraron a la presencia del niño invisible con el lazo rojo.

Lucas ya no se sentía solo. Tenía amigos, jugaba al fútbol y se divertía como cualquier otro niño.

Al final del año escolar, durante la ceremonia de premiación, se anunció un premio especial para el niño invisible con el lazo rojo.

Sofía aceptó el premio en nombre de Lucas. Ambos se sintieron felices y agradecidos por la amistad que compartían.

A pesar de ser invisible, Lucas encontró su lugar en el mundo gracias a su amistad con Sofía y su coraje para enfrentar sus miedos.

A partir de entonces, Lucas ya no era simplemente el niño invisible. Era Lucas, el niño con el lazo rojo, el amigo leal, el excelente jugador de fútbol.

La historia de Lucas nos enseña que no importa cómo somos por fuera, lo que realmente importa es cómo somos por dentro.

Y así, en un pequeño pueblo, vivía Lucas, el niño invisible que se hizo visible a través de sus acciones y su amistad.