
La Manzanita Mágica
By Maria Franco Yanez

23 May, 2024

Había una vez una familia muy unida que vivía en una pequeña casita. Mamá solía hornear deliciosas galletas, mientras Papá era muy bueno reparando cosas.

Tenían dos niños: Pedrito, que amaba correr afuera, y Lola, que adoraba pintar. Abuela Rosa contaba historias maravillosas y Abuelo Pepe les enseñaba a plantar semillas en el jardín.

Un día, todos juntos plantaron una semilla que Pedrito encontró. La cuidaron mucho, regándola y dándole sol.

Después de algunos días, la semilla creció y se convirtió en un hermoso árbol de manzanas. Todos estaban muy felices y disfrutaron comiendo las manzanas que daba el árbol.

El árbol se convirtió en el centro de su diversión y aprendizaje. Jugaban bajo su sombra, leían cuentos y pintaban su belleza.

Y así, todos aprendieron que, trabajando en equipo y con mucho amor, pueden hacer cosas maravillosas. Y cada vez que comían una manzana, recordaban aquel día especial.

En las noches, se reunían bajo el árbol de manzanas para escuchar las historias de la abuela Rosa. Las historias eran mágicas, al igual que el árbol que plantaron.

El abuelo Pepe siempre decía: 'Este árbol es mágico, creció a partir de nuestro amor y unidad. Y nos provee con las más dulces manzanas.'

Cada manzana que comían, cada historia que contaban, cada risa que compartían, reafirmaba el amor y la unión que existía en su familia.

La manzanita mágica se convirtió en un recordatorio constante de su amor y trabajo en equipo. Y así, la familia vivió feliz, disfrutando cada momento juntos.

Años después, Pedrito y Lola, ya crecidos, contaban la historia de la manzanita mágica a sus propios hijos, pasando la lección de amor y trabajo en equipo a la siguiente generación.

Y aunque la familia creció y cambió con el tiempo, la manzanita mágica permaneció, siempre recordándoles el poder del amor, la unidad y el trabajo en equipo.