
El Parque de los Hermanos
By Jorge

05 Mar, 2024

Había una vez dos hermanos, Juan y Pedro, que solían jugar en un parque cerca de su casa. Corrían, se escondían y pasaban horas jugando con sus juguetes favoritos.

Un día, mientras jugaban, Pedro le pidió a Juan que le prestara su juguete favorito, un auto rojo de carreras. Pero Juan se negó rotundamente.

Pedro insistió, pero Juan se mantuvo firme en su decisión. Esto provocó una discusión entre los dos hermanos que acabó en una pelea.

Las risas y los juegos se transformaron en lágrimas y gritos. Los demás niños en el parque se asustaron y se alejaron de los hermanos.

Finalmente, su madre intervino, separándolos y pidiéndoles que resolvieran su conflicto de manera pacífica. Pero los hermanos seguían enfadados y se negaban a hablar.

Después de un rato, Juan se dio cuenta de que había arruinado su día de diversión por no compartir su juguete. Se sentía culpable y triste al ver a Pedro todavía llorando.

Finalmente, Juan se acercó a Pedro y le ofreció su auto de carreras. Pedro, sorprendido, aceptó el juguete y agradeció a su hermano.

Ambos hermanos volvieron a jugar y a reír, esta vez compartiendo todos sus juguetes. Los demás niños volvieron a unirse a ellos, y el parque volvió a llenarse de alegría.

Esa noche, al volver a casa, su madre les preguntó si habían aprendido algo ese día. Ambos hermanos asintieron, recordando lo sucedido en el parque.

"Compartir es mucho mejor que pelear", dijo Juan. "Y no ser egoísta hace que el juego sea más divertido", agregó Pedro. Su madre sonrió, contenta de que sus hijos hubieran aprendido una valiosa lección.

Desde aquel día, Juan y Pedro siempre compartían sus juguetes, no solo entre ellos, sino también con los demás niños en el parque. Y cada vez que jugaban, recordaban la lección que aprendieron aquel día.