
El Príncipe de las Semillas
By Esteban Montoya

10 Apr, 2024

Desde muy pequeño, al Príncipe le encantaba coleccionar semillas, no eran semillas comunes, eran palabras que alguien había pronunciado.

Cada semilla era un tesoro para él, las cuidaba con esmero, esperando verlas crecer. Cada día, el Príncipe veía con asombro cómo las semillas se convertían en árboles.

Con el tiempo, los árboles se volvieron grandes y hermosos, pero también hubo árboles que se llenaron de espinas y se volvieron oscuros, cada uno reflejando la esencia de las palabras que habían germinado.

Un día, el Príncipe invitó a su amiga a jugar en el bosque. La Amiga, alegre y curiosa, corrió entre los árboles, disfrutando de su belleza.

Mientras cantaba, la Amiga se dio cuenta de algo alarmante. Las raíces de los árboles oscuros estaban envenenando el suelo, afectando a los otros árboles.

Alarmada, corrió hacia el Príncipe y le contó lo que había descubierto. Juntos, decidieron que debían hacer algo para salvar a los demás árboles.

Con determinación, el Príncipe y la Amiga comenzaron a arrancar los árboles oscuros desde la raíz, eliminando la fuente del veneno.

Una vez eliminados los árboles oscuros, comenzaron a sembrar nuevas semillas. Estas semillas eran palabras de amor, amistad y bondad.

Con el tiempo, las nuevas semillas dieron frutos y crecieron en árboles hermosos que llenaron el bosque de belleza y luz.

El Príncipe y la Amiga miraron con orgullo su trabajo. Habían logrado cambiar el destino del bosque con sus acciones y palabras.

Ambos comprendieron el valor de las palabras, cómo pueden dañar o curar, cómo pueden crear oscuridad o luz.

Desde aquel día, el Príncipe y la Amiga continuaron sembrando palabras de amor y bondad, asegurándose de que el bosque siempre estuviera lleno de luz y belleza.