
El Dragón Majestuoso
By Sheila Medina

11 Sep, 2024

Había una vez un gran dragón gris con ojos azules que vagaba por los cielos, su nombre era El Dragón Majestuoso.

El Dragón Majestuoso era conocido y temido por todos, pero a pesar de su aterradora apariencia, tenía un corazón noble.

En el pueblo vivía una niña llamada Lina, que soñaba con conocer al Dragón Majestuoso.

Lina pasaba horas mirando al cielo, esperando ver la sombra del gran dragón.

Una noche, Lina decidió escalar la montaña más alta para tener la mejor vista del cielo.

Mientras Lina observaba, apareció el Dragón Majestuoso, brillando a la luz de la luna.

Lina se quedó asombrada y un poco asustada, pero el Dragón Majestuoso descendió y le sonrió amablemente.

El Dragón Majestuoso habló con Lina, y le contó historias de los lugares lejanos que había visitado.

Lina y el Dragón Majestuoso pasaron toda la noche hablando, y al amanecer, el dragón la llevó de regreso al pueblo.

Desde aquel día, Lina y el Dragón Majestuoso se convirtieron en amigos inseparables.

Los aldeanos ya no temían al Dragón Majestuoso, y lo consideraban un protector del pueblo.

Lina creció y se convirtió en la mensajera entre el dragón y el pueblo, compartiendo historias y consejos.

El Dragón Majestuoso se convirtió en una leyenda, y su historia fue contada de generación en generación.

Aunque el Dragón Majestuoso ya no estaba, su espíritu vivía en los corazones de los aldeanos.

Lina, ahora una anciana, contaba la historia del Dragón Majestuoso a los niños del pueblo.

Los niños escuchaban con asombro, soñando con el día en que podrían conocer a un dragón tan majestuoso.

Lina a menudo volvía a la cima de la montaña, recordando a su viejo amigo.

Aunque extrañaba al Dragón Majestuoso, estaba agradecida por las maravillosas memorias que habían compartido.

Cada noche, una estrella en el cielo brillaba más que las demás. Lina sabía que era su amigo, el Dragón Majestuoso.

La historia del Dragón Majestuoso se convirtió en una leyenda, un símbolo de amistad y valentía para todas las generaciones.

El pueblo erigió un monumento al Dragón Majestuoso, recordando su bondad y sabiduría.

Aunque el Dragón Majestuoso ya no estaba físicamente, su espíritu vivía en cada historia, en cada risa y en cada corazón del pueblo.