
The Scorpion and the Frog
By Storybird

26 Oct, 2023

Había una vez un alacrán que vivía en las duras condiciones de un terreno árido junto a un río. El clima era hostil, la comida escaseaba y no había refugio. El alacrán, desesperado, veía el otro lado del río lleno de árboles y vida.

Sabía que su supervivencia dependía de cruzar el río. Pero había un gran problema: el alacrán no sabía nadar. Se sentía desesperado y confundido. ¿Cómo podría llegar al otro lado?

Un día, vio a un sapo nadando en el río. Recordó que los sapos son excelentes nadadores. Entonces, se le ocurrió una idea. ¿Y si el sapo pudiera ayudarlo a cruzar el río?

El alacrán se acercó al sapo y le propuso: "Sapo, ¿podrías ayudarme a cruzar el río? Necesito vivir allí". El sapo lo miró sorprendido y respondió: "No, porque tú me vas a picar".

El alacrán le aseguró al sapo que no lo picaría. "No te preocupes", le dijo, "no te voy a hacer daño". El sapo estaba inseguro, pero el alacrán insistió tanto que finalmente cedió.

Sin embargo, el sapo tenía una condición. "Te ayudaré a cruzar el río", dijo, "pero no me pinches, porque si lo haces, nos hundiremos y nos ahogaremos los dos. ¿Lo entiendes?"

El alacrán asintió y se subió al lomo del sapo. El sapo comenzó a nadar, llevando al alacrán a través del río. La corriente era fuerte, pero el sapo era un nadador experto.

Cuando llegaron a la mitad del río, el alacrán, sin poder resistir su naturaleza, picó al sapo. El sapo, sintiendo el dolor agudo, se volteó para mirar al alacrán.

El sapo, atónito, le dijo: "¿Por qué me picaste? Lo prometiste, dijiste que no lo harías". El alacrán solo pudo responder: "Lo siento... pero es mi naturaleza".

El veneno del alacrán comenzó a surtir efecto y el sapo empezó a debilitarse. Ambos se hundieron en el agua, tragados por la corriente del río. La traición del alacrán había sellado el destino de ambos.

Finalmente, sus cuerpos flotaban en la superficie del agua, llevados por la corriente. El alacrán y el sapo, unidos en la muerte, se alejaban cada vez más del terreno árido y del bosque verde.

La historia del alacrán y el sapo se convirtió en una leyenda en el terreno árido. Las criaturas que vivían allí aprendieron una valiosa lección: la verdadera naturaleza de alguien no se puede cambiar, sin importar las promesas que haga.

Y aunque el alacrán ya no está, su historia sigue viva, recordándonos que no siempre se puede confiar en las promesas de los demás, especialmente si van en contra de su verdadera naturaleza.

Así termina la historia del alacrán y el sapo, una historia de confianza y traición, de promesas rotas y de naturalezas inalterables. Una historia que permanecerá en la memoria de quienes la escuchan.