
El Viaje de Moisés
By Mariana

17 Mar, 2024

En un rincón de Egipto, nació un niño hebreo al que llamaron Moisés. Su madre, temiendo por la vida de su hijo debido al decreto del faraón de matar a todos los niños hebreos, decidió esconderlo.

Pasados tres meses, su madre colocó a Moisés en una canasta y lo dejó flotando en el río Nilo. Mientras la canasta flotaba río abajo, la hija del faraón la descubrió y decidió adoptar al niño.

Moisés creció en el palacio del faraón, disfrutando de privilegios y educación, pero siempre sintiendo un lazo con su pueblo. Un día, vio a un egipcio maltratando a un hebreo y, en un arrebato de ira, mató al egipcio.

Temiendo la represalia del faraón, Moisés huyó al desierto. Allí, se encontró con Jetro, un sacerdote de Madián, y se casó con su hija Séfora.

Años más tarde, mientras pastoreaba ovejas en el monte Horeb, Moisés tuvo un encuentro divino. Un arbusto ardiendo que no se consumía atrajo su atención y Dios le habló a través de él.

Dios le encomendó a Moisés la misión de liberar a los israelitas de la esclavitud en Egipto. Aunque al principio se mostró reacio, finalmente aceptó su destino.

Moisés volvió a Egipto y, con la ayuda de su hermano Aarón, se enfrentó al faraón. Pero el faraón se negó a liberar a los israelitas.

Entonces, Dios envió diez plagas sobre Egipto. La última plaga, la muerte de los primogénitos egipcios, finalmente persuadió al faraón para liberar a los israelitas.

Con Moisés como líder, los israelitas partieron de Egipto. Pero pronto, el faraón cambió de opinión y envió a su ejército tras ellos.

Enfrentados al Mar Rojo, Moisés extendió su bastón y las aguas se dividieron, permitiendo a los israelitas cruzar a salvo. Cuando el ejército egipcio intentó seguirlos, las aguas volvieron a su lugar y los ahogaron.

Los israelitas continuaron su viaje por el desierto hacia la Tierra Prometida. A lo largo del camino, Dios proporcionó maná del cielo y agua de la roca para alimentarlos.

En el monte Sinaí, Moisés recibió de Dios los Diez Mandamientos, que se convirtieron en la base de la ley para los israelitas.

Sin embargo, no todo fue fácil. Los israelitas a menudo se quejaban y desobedecían a Dios, lo que provocaba la ira de Dios y retrasaba su viaje.

A pesar de las dificultades, Moisés permaneció fiel a Dios y continuó guiando a los israelitas hacia la Tierra Prometida.

Después de cuarenta años de viaje, los israelitas finalmente llegaron a las orillas del río Jordán. Sin embargo, Dios le dijo a Moisés que no entraría en la Tierra Prometida.

Moisés murió en el monte Nebo, pero antes de su muerte, bendijo a los israelitas y nombró a Josué como su sucesor.

Aunque Moisés no pudo entrar en la Tierra Prometida, su liderazgo y fe en Dios permitieron a los israelitas alcanzar su destino.

La historia de Moisés es un testimonio de fe, obediencia y perseverancia. A pesar de las dificultades, nunca dejó de creer en Dios y en su promesa.

Moisés es recordado como un gran líder y profeta, un hombre que desafió a un faraón y liberó a su pueblo de la esclavitud. Su historia sigue siendo una fuente de inspiración para muchos.

La vida de Moisés nos enseña que, con la guía de Dios, podemos superar cualquier desafío y lograr lo imposible. Su historia es un recordatorio de que Dios siempre cumple sus promesas.