
El Niño Misterioso
By El

29 Jun, 2023

Una vez, mientras el sol se ponía por el horizonte, decidí visitar a mi abuela como de costumbre. Su casa estaba a unos seis kilómetros de distancia, ubicada en un área rural rodeada de montañas.

Siempre me gustaba el viaje allí. Era una oportunidad para disfrutar del aire fresco y la serenidad del paisaje. Mientras me preparaba para arrancar mi moto, noté que oscurecía más rápido de lo normal.

A pesar de la oscuridad, decidí continuar con mi viaje. Me puse mi casco, puse en marcha mi moto y pronto estaba recorriendo el familiar camino hacia la casa de mi abuela.

Mientras conducía, me encontré perdido en mis pensamientos, observando vagamente el terreno boscoso a ambos lados de la carretera. Entonces, algo atrajo mi atención. Un escalofrío recorrió mi cuerpo y rápidamente miré hacia un lado.

Vi a un niño corriendo a la par con mi moto. No pude ver su rostro, pero llevaba una remera azul con rayas. No me asusté, estaba más perplejo que asustado. Aceleré un poco, decidido a llegar a casa de mi abuela rápidamente.

Pero a medida que aceleraba, el camino comenzó a parecer interminable. Miré al niño nuevamente, pero su rostro seguía sin verse, lo cual me inquietó aún más. Intenté enfocarme en el camino y no en el niño misterioso.

Mis pensamientos empezaron a correr. ¿Quién era ese niño? ¿Por qué no podía ver su rostro? ¿Era real o era solo mi imaginación jugándome una mala pasada? Decidí concentrarme en la carretera, intentando mantener la calma.

Por fin, después de lo que parecieron horas, las luces de la casa de mi abuela se vislumbraron a lo lejos. Sentí un gran alivio y aceleré aún más, ansioso por llegar.

Cuando finalmente llegué, el misterioso niño había desaparecido. Sacudí la cabeza, bromeándome a mí mismo por permitir que mi mente me asustara. Me bajé de la moto y camino hacia la casa, sintiéndome aliviado y un poco avergonzado.

A pesar de la extraña experiencia, decidí no mencionarlo a mi abuela. No quería preocuparla con mi tonta imaginación. En lugar de eso, disfruté de una buena cena y una charla agradable con ella, agradeciendo en silencio la seguridad de su hogar.

Pero, a pesar de mis intentos, la imagen del niño misterioso no desaparecía de mi mente. ¿Quién era él? ¿Por qué se había aparecido de repente? No tenía respuestas, solo preguntas y un sentimiento persistente de inquietud.

A la mañana siguiente, todo parecía normal. El sol brillaba, los pájaros cantaban y la casa de mi abuela estaba tan acogedora como siempre. La extraña experiencia de la noche anterior parecía lejana y surrealista.

Pero, mientras me preparaba para volver a casa, no pude evitar recordar al niño misterioso. ¿Estaría allí de nuevo? Sacudiendo mis preocupaciones, arranqué mi moto y me dispuse a enfrentar el camino de vuelta.

Mientras conducía de regreso, mantuve los ojos bien abiertos, medio esperando ver al niño de nuevo. Pero, para mi alivio y decepción, no hubo señales de él. Cuando finalmente llegué a casa, me sentí aliviado, pero también un poco decepcionado.

Nunca volví a ver al niño misterioso en la moto después de ese día. Sin embargo, su imagen sigue siendo nítida en mi mente. A veces me pregunto si alguna vez lo veré de nuevo. Tal vez algún día, en un viaje nocturno a la casa de mi abuela, el niño misterioso volverá a aparecer.