La Niña y la Luna

    By Gustavo

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    12 Aug, 2023

    Había una vez una niña muy especial. Siempre tenía una sonrisa en su rostro, pero en su interior, se sentía increíblemente sola. Para combatir su soledad, solía hablarse a sí misma, a las flores, a los vientos y sobre todo, a la luna.

    Cada noche, se sentaba en el borde de la ventana de su habitación, mirando la luna. Con voz suave y dulce, le contaba sus miedos, sus sueños y cómo anhelaba tener una compañera con la que compartir sus aventuras.

    Una noche, mientras la niña hablaba a la luna, algo mágico ocurrió. La luna escuchó su tristeza y decidió bajar a la Tierra para consolarla. Se transformó en una hermosa mujer de luz y apareció frente a la niña.

    La niña se sorprendió al principio, pero luego sonrió. Había encontrado a una amiga. Hablaron y rieron juntas hasta el amanecer. Esta noche no se sintió sola en absoluto.

    La Luna le explicó a la niña que le mostraría el mundo desde el cielo. Le ofreció su mano y juntas ascendieron a los cielos. Volaron por encima de montañas, ríos y océanos.

    La niña observaba cómo la luna iluminaba las oscuras noches y daba esperanza a aquellos que estaban solos y perdidos. Se dio cuenta de que, aunque ella se sintiera sola, la luna siempre estaba allí para guiarla.

    Viajaron por diferentes países, viendo diferentes culturas y gentes. La niña vio que, independientemente de dónde estuvieran, todos admiran y aman a la luna.

    La Luna le mostró a la niña las dificultades y desafíos a los que muchas personas tienen que enfrentarse. Le mostró que, a pesar de todo, siempre hay esperanza y belleza en el mundo.

    Durante su viaje, la niña también aprendió lecciones valiosas de la luna. Aprendió la importancia de la paciencia, del amor y de la bondad. Aprendió a valorar lo que tenía y a amar la vida.

    Después de recorrer el mundo, la Luna y la niña regresaron a su casa. La niña se sintió triste al despedirse de su nueva amiga, pero la Luna le prometió que siempre estaría en el cielo, velando por ella.

    Desde aquel día, la niña ya no se sintió sola. Cada vez que miraba a la luna, recordaba su viaje y las lecciones que aprendió. Sabía que tenía una amiga en el cielo que siempre la cuidaría.

    La niña creció, pero nunca olvidó a su amiga, la Luna. Hasta el día de hoy, cada vez que se siente sola o triste, mira al cielo y habla con la Luna. Y sabe que no está sola, porque la Luna siempre está ahí para escucharla.

    La niña, ahora una mujer, enseña a otros niños a hablar con la Luna. Les dice que la Luna es una amiga que siempre estará ahí para ellos, sin importar lo que pase.

    Así es como la niña que hablaba a la Luna, se convirtió en la mujer que le enseñó al mundo a encontrar consuelo y amistad en la Luna. La Luna, por su parte, sigue brillando en el cielo, recordándonos a todos que nunca estamos realmente solos.