
La Perrita Perdida
By Abigail

10 Aug, 2023

Había una vez una mujer joven que siempre se mostraba amable y cariñosa con todos los animales. Un día, estaba en el mercado cuando escuchó unos sollozos débiles que provenían de un rincón.

Cuando se acercó, encontró a un pequeño perrito temblando de frío y miedo. Su corazón se llenó de tristeza al verlo en ese estado, así que decidió adoptarlo y llevarlo a su casa.

Durante los meses siguientes, la mujer cuidó al perrito con amor y bondad, dándole un hogar cálido y asegurándose de que nunca le faltara comida o amor. El perrito poco a poco comenzó a confiar en ella y en su nuevo hogar.

Un día, la vida de esta mujer cambió radicalmente. Su esposo fue ascendido en su trabajo y con ello, la familia ganó más dinero del que jamás habían tenido.

Con este cambio, la familia pudo mudarse a una casa más grande y cómoda en un vecindario elegante. La vida era buena y la mujer estaba feliz con su nuevo estilo de vida.

Un día, cuando estaba en el veterinario haciendo un chequeo a su perrito adoptado, vio a un pequeño perro de raza Chihuahua con unos ojos azules que le robaron el corazón. Decidió comprarlo y llevarlo a casa.

El chihuahua era hermoso y rápidamente se convirtió en el centro de atención de la familia. La mujer comenzó a cuidarlo y a mimarlo tanto que comenzó a descuidar al primer perrito que había adoptado.

El primer perrito comenzó a sentirse abandonado y triste. Extrañaba la atención y el amor de su dueña, pero no sabía cómo reclamarlo.

Un día, la familia decidió hacer un viaje. En el ajetreo, se olvidaron del primer perrito y lo dejaron atrás. El pobre perrito trató de seguirlos pero no pudo alcanzarlos.

El perrito volvió a la calle, solo y asustado. A pesar de su miedo, tuvo que aprender a sobrevivir sin la ayuda de su antigua dueña.

Robaba comida de las personas que iban al parque y dormía en cualquier lugar que pudiera encontrar. Su vida se había convertido en una lucha diaria por la supervivencia.

Un día, este perrito conoció a otra perrita callejera y juntos tuvieron crías. Ahora, no solo debía procurar su propia supervivencia, sino también la de sus cachorros.

A pesar de todas las dificultades, el perrito no dejó de luchar. Amaba a sus cachorros y haría todo lo posible para cuidarlos y mantenerlos seguros.

Los cachorros crecieron en el parque, aprendiendo a sobrevivir al igual que su madre. Aunque no tenían un hogar ni una persona que los cuidara, tenían a su madre y eso era suficiente.

Aunque esta historia puede parecer triste, es una lección de vida sobre la importancia de la responsabilidad y el cuidado de los animales. Es importante recordar que los animales no son juguetes, son seres vivos que necesitan amor y atención.