
Los Tres Cerdos Forzudos
By Storybird

27 Jun, 2023

Érase una vez en un bosque espeso y frondoso, tres chanchitos muy forzudos llamados Pip, Pup y Pop. Eran conocidos por todos los animales del bosque por su increíble fuerza y su famosa casa de ladrillos.

Los tres cerditos eran muy unidos y compartían todo entre sí. Pero tenían un problema particular: un lobo malvado que vivía cerca y que siempre intentaba molestarlos.

Este lobo, llamado Wally, había jurado destruir la casa de los chanchitos después de que estos se negaran a compartir su comida con él. Pero los chanchitos no se intimidaron y decidieron proteger su hogar.

Los tres hermanos se esforzaron día y noche en la construcción de su casa. Aprovechando su fuerza, levantaron paredes gruesas de ladrillos y un techo resistente. La casa era seguro y cálido por dentro.

Cuando Wally vio la casa de ladrillos, quedó asombrado. Nunca antes había visto una casa tan fuerte en su vida. El lobo, decidido a destruirla, se preparó para el ataque.

Pero al soplar contra la casa, Wally se dio cuenta de que no podía mover un solo ladrillo. Sopló y sopló con todas sus fuerzas, pero la casa se mantuvo firme.

El lobo se puso furioso. Intentó trepar a la casa, pero los ladrillos eran demasiado resbaladizos. Intentó cavar un túnel debajo de la casa, pero los ladrillos eran demasiado pesados. Todo intento fue en vano.

Wally se sintió derrotado y avergonzado. Se sentó frente a la casa de ladrillos y comenzó a llorar. Los chanchitos, al ver al lobo tan triste, tuvieron una idea.

Pip, el mayor de los tres, decidió invitar a Wally a su casa. Propuso que olvidaran las peleas y tuvieran una comida juntos. Los otros dos chanchitos estuvieron de acuerdo.

Así, Pip se acercó a Wally y le dijo: "Wally, hemos decidido invitarte a nuestra casa. Te prometemos que no te haremos ningún daño. Ven y come pastel con nosotros".

Al principio, Wally no podía creer lo que oía. Pero al ver la sinceridad en los ojos de Pip, aceptó la invitación. Los chanchitos y Wally pasaron juntos el resto del día.

Comieron pastel de manzana, jugaron a las cartas y compartieron historias. Wally se dio cuenta de que había juzgado mal a los chanchitos. No eran sus enemigos, sino nuevos amigos.

Desde ese día, los tres cerditos y Wally se convirtieron en los mejores amigos. El lobo dejó de intentar destruir la casa de los cerditos y comenzó a cuidar del bosque con ellos.

Esta historia nos enseña que no debemos juzgar a los demás por sus acciones. Al final del día, todos somos capaces de cambiar y ser mejores personas.