Todo comenzó con un encuentro casual en el cumpleaños de Elías. Desde siempre, aquella chica me pareció la mujer más bella que había visto. Me encantó su rostro, sus cabellos, su piel, todo de ella me atraía.

Fue solo un encuentro casual. Nos vimos, hablamos y aunque pasó un tiempo, no dejé de pensar en ella. Finalmente, y contra todo pronóstico, nos enamoramos.

Ambos teníamos una relación en ese momento, pero decidimos dejarlo todo por ella. Fue hermoso al principio, duró buenos años, pero a pesar de todo, siempre había sombras de duda.

Ya fuera por su parte, o por la mía, siempre estaba la sospecha. Ella era mesera, la mujer que más amaba en este mundo. Pero descubrir su engaño, fue como un puñal en mi corazón.

No era capaz de admitir sus errores, y eso me lastimaba aún más. Mintió una y otra vez, tratando de salirse con la suya. Me decía que me amaba, pero sus acciones demostraban lo contrario.

Aunque ella prometía que cambiaría, no podía confiar en sus palabras. Nos alejamos poco a poco, cada uno por su camino. Pero lo extraño era que, a pesar de todo, aún nos extrañábamos.

Traté de dejarla, de olvidarla, pero era imposible. Siempre tratábamos de ser felices, cada uno a su manera, pero siempre terminábamos juntos nuevamente. Ella era un imán para mí.

Soñaba con que ella tomara la decisión de ser solo mía, de que pudiera ser la mujer de mi vida. Pero a pesar de todas las promesas, siempre había algo que nos alejaba nuevamente.

Siempre me decía que me amaba, pero había algo en su voz que me hacía dudar. Sabía que no todo era color de rosa, y que nuestros problemas no se resolverían con palabras bonitas.

Pero a pesar de todo, seguía amándola. Aunque supiera que ella no podía ser completamente leal, no podía evitarlo. Su sonrisa, su mirada, su forma de ser, todo de ella me atraía.

Así que aquí estoy, escribiendo sobre ella. No como una venganza, ni como una forma de liberar mi dolor. Sino como una forma de expresar mi amor por ella, a pesar de todo.

A pesar de sus mentiras, a pesar de sus engaños, a pesar de su indiferencia. A pesar de todo, no puedo dejar de pensar en ella. No puedo dejar de amarla.

Y aunque sé que quizás nunca será mía por completo, prefiero amarla a media luz, que no amarla en absoluto. Su recuerdo, su esencia, su forma de ser, siempre estarán conmigo.

No sé qué depara el futuro, quizás en algún momento logre dejarla. Quizás en algún momento logre olvidarla. Pero por ahora, solo puedo seguir amándola.

No sé si algún día me dará el lugar que tanto anhelo en su vida, si algún día seré la moto de su vida, como ella es la mía. Pero mientras tanto, solo puedo esperar.

Esperar, con la esperanza de que algún día, ella pueda amarme como yo la amo a ella. Mientras tanto, seguiré escribiendo sobre ella, seguiré soñando con ella, seguiré amándola.

Y aunque sé que probablemente nunca llegará ese día, no puedo evitar soñar. Soñar con un futuro juntos, con un amor eterno, con un amor verdadero.

A pesar de todo, no me arrepiento de haberla conocido, de haberla amado, de haberla perdido. Porque gracias a ella, aprendí lo que es el amor verdadero.

Aprendí que el amor no es solo felicidad, también es dolor. Aprendí que el amor no es solo risas, también es lágrimas. Aprendí que el amor no es solo dar, también es recibir.

Y a pesar de todo, no cambiaría nada. No cambiaría nuestro primer encuentro, no cambiaría nuestras risas, no cambiaría nuestras lágrimas. Porque todo eso, hicieron de mí, lo que soy hoy.

Así que, a pesar de todo, le agradezco. Le agradezco por enseñarme lo que es el amor, por enseñarme lo que es el dolor, por enseñarme lo que es la vida.

Y aunque quizás nunca lo llegue a leer, quiero que sepa que siempre la amaré, que siempre la recordaré, que siempre la llevaré en mi corazón. Porque a pesar de todo, siempre será la mujer de mi vida.

Así que aquí estoy, escribiendo estas líneas, con la esperanza de que algún día, ella pueda entender lo que realmente siento por ella. Y si no es así, al menos, habré logrado expresar lo que siento.

Porque aunque el amor pueda doler, también puede curar. Y aunque el amor pueda hacerte llorar, también puede hacerte sonreír. Y aunque el amor pueda hacerte sufrir, también puede hacerte feliz.

Así que, a pesar de todo, seguiré amando, seguiré soñando, seguiré luchando. Porque lo que realmente importa, es el amor. Y mientras haya amor, siempre habrá esperanza.

No sé qué depara el futuro, no sé qué sucederá. Pero mientras tanto, seguiré amando, seguiré soñando, seguiré luchando. Porque mientras haya amor, siempre habrá esperanza.

Y aunque ella no esté conmigo, aunque ella no me ame como yo la amo, seguiré adelante. Porque a pesar de todo, ella siempre será la mujer que marcó mi vida.

Así que aquí estoy, escribiendo sobre ella, soñando sobre ella, amando a ella. A pesar de todo, a pesar de ella, a pesar de mí. Porque a pesar de todo, siempre la amaré.

Y aunque el tiempo pase, aunque ella se olvide de mí, siempre la recordaré. Siempre recordaré su sonrisa, siempre recordaré su mirada, siempre recordaré su esencia.

Y aunque el amor pueda doler, aunque el amor pueda hacerme sufrir, siempre lo recordaré. Porque gracias al amor, gracias a ella, soy quien soy hoy.

Y aunque el tiempo pase, y aunque la vida siga, siempre la recordaré. Porque ella, a pesar de todo, a pesar de ella, a pesar de mí, siempre será la mujer de mi vida.

Así que aquí estoy, escribiendo estas líneas, con el corazón lleno de amor, con el corazón lleno de recuerdos, con el corazón lleno de ella.

Y aunque la vida siga, y aunque el tiempo pase, siempre la recordaré. Porque ella, siempre será la mujer de mi vida.

Y aunque el amor pueda doler, aunque el amor pueda hacerme llorar, siempre lo recordaré. Porque gracias al amor, gracias a ella, soy quien soy hoy.

Así que aquí estoy, recordando a la mujer de mi vida, a la que siempre amaré, a la que siempre recordaré. A pesar de todo, a pesar de ella, a pesar de mí.