Amor : Un Estado de Ser

    By e_pulgar_lara

    Amor : Un Estado de Ser cover image

    26 Aug, 2023

    El amor, esa presencia penetrante, omnipresente y a la vez esquiva, despierta una curiosidad insaciable en nosotros. Bajo su influencia, todo parece transformarse.

    El desarrollo de este estado constante de amor requiere una travesía interna. Requiere la voluntad de soltar, de fluir, de dejarse llevar por las corrientes internas de nuestro ser.

    A menudo, el ego entra en conflicto con este estado de amor. Se resiste, temeroso de perder su control, su medida de seguridad. Pero el amor, pacientemente, perdura.

    Enamorados de la vida, de la belleza que se encuentra en cada esquina, podemos encontrar una alegría inmensa en el simple acto de existir. Este es el estado de amor del que hablamos.

    Los humanos, por naturaleza, anhelamos la conexión. A lo largo de nuestras vidas, buscamos ese vínculo que nos llena de plenitud.

    Pero esta conexión no es algo que se encuentra fuera de nosotros mismos. El verdadero estado de amor es una conexión con nuestro ser más auténtico.

    ¿Cómo se siente este estado de amor? No es simplemente un sentimiento efímero, sino una certeza interna, una alegría silenciosa que nos da fuerza y vitalidad.

    Cuando alcanzamos este estado, comenzamos a ver el mundo a través de nuevos ojos. Cada interacción y cada elección se convierten en una expresión de nuestro estado de amor.

    A través de esta lente, la naturaleza competitiva del mundo exterior se desvanece. Emerge un sentido de unidad y colaboración. Nos encontramos a nosotros mismos en el otro.

    La visión de un amor constante es una visión radical. Puede surgir el escepticismo. No obstante, el viaje al estado de amor es una experiencia personal.

    Con cada inhalación y exhalación, con cada latido del corazón, el amor constante está en nosotros. Simplemente tenemos que permitirnos sentir y abrazar su presencia.

    Victimizados por las expectativas externas, podemos olvidar lo que es amar genuinamente. El amor constante nos recuerda que amar es una elección consciente.

    Los desafíos de la vida pueden oscurecer la luz del amor constante. Sin embargo, en esos momentos, es cuando su presencia se necesita más que nunca.

    Porque, en última instancia, el amor constante nos permite ver el valor intrínseco de todas las experiencias de la vida. Nos permite ver que todo tiene un propósito.

    El estado de amor constante es un estado de aceptación. Es un estado de gratitud. Y, más importante, es un estado de profunda compasión.

    Al igual que el sol ilumina todos los rincones del mundo, el estado de amor constante ilumina todos los aspectos de nuestra vida. Y, a su vez, inspira a los demás a hacer lo mismo.

    Desde esta perspectiva, podemos ver que cada persona está haciendo lo mejor que puede, dado su nivel actual de conciencia. Todos somos estudiantes en la escuela de la vida.

    Con cada paso que damos hacia el estado de amor constante, hacemos el mundo un poco más brillante. Esto es lo que significa vivir una vida de amor.

    Al vivir en un estado de amor, nos convertimos en faros de luz para los demás. Nuestra presencia se convierte en un recordatorio silencioso del poder transformador del amor.

    Nos damos cuenta de que nuestro estado de amor constante no depende de las circunstancias externas. Es un estado que emerge de nuestro ser más auténtico.

    Cada uno de nosotros tiene la capacidad de cultivar y vivir en un estado de amor constante. Eso requiere coraje, requiere vulnerabilidad, y sobre todo, requiere autenticidad.

    La belleza de este estado es que no hay un final en este camino. Cada día es una oportunidad para profundizar en nuestro estado de amor constante.

    Cumplimos la intención más profunda de nuestras almas al vivir en un estado de amor constante. Logramos la paz y la satisfacción que tanto buscamos.

    El estado de amor constante no es una meta distante. Es un estado de ser, una forma de vivir, y una forma de percibir el mundo a nuestro alrededor.

    Cuando vivimos en un estado de amor constante, a cada momento, con cada respiración, creamos un mundo más amoroso. Y en ese acto de creación, encontramos nuestro mayor propósito.