Había una vez tres pequeños amigos llamados Pedro, Juan y Rosa. Eran vecinos y siempre jugaban juntos en el patio de su casa. Un día, decidieron hacer algo diferente.

Planearon una gran aventura al bosque cercano sin informar a sus padres. Llenos de emoción, prepararon sus mochilas con bocadillos y bebidas.

En el bosque, descubrieron un viejo árbol con una entrada oculta. Intrigados, decidieron explorarlo. Dentro del árbol, encontraron un mapa antiguo que parecía conducir a un tesoro escondido.

Con el mapa en mano, se embarcaron en una emocionante búsqueda del tesoro. A pesar de los obstáculos, trabajaron juntos y finalmente encontraron el tesoro, que resultó ser una caja llena de libros antiguos.

De repente, se dieron cuenta de que se estaba haciendo tarde y recordaron que no habían informado a sus padres sobre su aventura. Aterrados, corrieron a casa, encontrándose con sus padres preocupados.

Después de ser regañados, se disculparon y prometieron siempre informar a sus padres antes de ir a algún lugar. Aprendieron una valiosa lección ese día: la importancia de la comunicación y la responsabilidad.