The Cowboy Death

    By Storybird

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    27 Jun, 2023

    Un atardecer, un muchacho llamado Tomás estaba en su casa, tranquilo y despreocupado, cuando de repente escuchó un golpe en la puerta. Al abrir, se encontró con un hombre de aspecto extraño: regordete, con cabello largo y desaliñado. El muchacho lo observó con curiosidad, sin entender qué podría querer ese desconocido.

    El hombre, sin presentarse, comenzó a hablar rápidamente, haciendo preguntas extrañas e incomprensibles. Tomás estaba desconcertado pero, por alguna razón, no pudo evitar sentir cierta simpatía por aquel hombre.

    La conversación tomó un giro inesperado cuando el hombre preguntó a Tomás si alguna vez había oído hablar de la Muerte Vaquera. El muchacho negó con la cabeza, sin entender a qué se refería. Fue entonces cuando se percató de que el hombre no había llegado solo.

    Detrás de él, se encontraba un individuo aún más extraño, con aspecto de chamán o brujo. Sin camisa y portando accesorios llamativos y peculiares, este personaje se acercó a Tomás y al hombre misterioso.

    El brujo comenzó a realizar un ritual desconocido y, aunque Tomás no entendía exactamente qué estaba pasando, sintió la energía en el ambiente. De alguna manera, sabía que aquel ritual tenía algo que ver con la muerte vaquera de la que habían hablado.

    El juego de la Muerte Vaquera se inició cuando el brujo terminó el ritual. A través de una pantalla de televisión, la Muerte Vaquera extendió su brazo, ofreciendo un objeto a Tomás. El muchacho sabía que, al tomarlo, comenzaría una prueba que debía superar.

    Aceptando el objeto, Tomás observó cómo la Muerte Vaquera ingresó a su casa, enfocada únicamente en él. Por algún motivo inexplicable, había sido elegido para enfrentar este desafío. Aquello era solo el inicio de la primera de las tres etapas que conformaban el juego.

    En esta primera etapa, la Muerte Vaquera desafió a Tomás a un duelo de habilidades. Ambos debían realizar distintas pruebas, desde lanzar un lazo hasta cabalgar, pasando por abrir cerraduras mágicas. Tomás, decidido a no perder, se esforzó en cada una de las pruebas.

    Para sorpresa de todos, Tomás superó la primera etapa del juego con éxito. Aunque no era un experto vaquero, había logrado demostrar sus habilidades y determinación frente a la Muerte Vaquera. Sin embargo, sabía que esto era solo el comienzo.

    La segunda etapa del juego de la Muerte Vaquera se reveló poco después. En esta ocasión, Tomás debía enfrentarse a sus propios miedos y demonios internos, manifestados por la Muerte Vaquera en formas aterradoras y grotescas.

    Al principio, el muchacho se sintió abrumado por las pesadillas que la Muerte Vaquera había creado para él. Pero poco a poco, Tomás fue enfrentándose a cada uno de esos miedos, dándose cuenta de que la única manera de superarlos era aceptarlos y aprender de ellos.

    Con determinación, Tomás encaró cada uno de sus miedos y finalmente, logró superar la segunda etapa del juego. La Muerte Vaquera, sorprendida por la valentía del muchacho, se preparó para enfrentarlo en la tercera y última etapa.

    Esta última etapa consistía en un desafío aún mayor: Tomás debía enfrentarse directamente a la Muerte Vaquera en un duelo a vida o muerte. El brujo que había convocado a la Muerte Vaquera le entregó a Tomás una espada mágica, que debía usar para vencer a su temible adversaria.

    El duelo comenzó de inmediato, con Tomás y la Muerte Vaquera intercambiando golpes en una batalla intensa y emocionante. Ambos combatientes demostraron gran habilidad y valentía, pero Tomás sabía que debía ser más astuto y audaz si quería vencer a la Muerte.

    En un momento crucial, Tomás logró atrapar a la Muerte Vaquera desprevenida, asestándole un golpe certero que quebró su armadura. La Muerte, sorprendida e impotente, se vio obligada a aceptar la derrota. Tomás había ganado el duelo y, con ello, el juego de la Muerte Vaquera.

    El brujo, el hombre misterioso y los presentes en la casa aplaudieron a Tomás por su valentía y habilidad. Había superado las tres etapas del juego y demostrado que tenía la fuerza y el coraje necesarios para enfrentarse a cualquier desafío.

    Con la victoria de Tomás, la Muerte Vaquera desapareció, dejando tras de sí una sensación de alivio y satisfacción en el muchacho. Había enfrentado lo desconocido y salido victorioso, y eso lo llenaba de orgullo.

    El brujo y el hombre misterioso se despidieron de Tomás, prometiéndole que se volverían a encontrar en el futuro. Con una mezcla de cansancio y alegría, Tomás cerró la puerta de su casa y se quedó a solas, reflexionando sobre su increíble aventura.

    A partir de ese día, Tomás no volvió a ser el mismo. Había aprendido valiosas lecciones sobre la vida, la muerte y el enfrentamiento de sus miedos, y sabía que estaba preparado para cualquier cosa que el destino le tuviera reservado. Con una sonrisa, miró nuevamente el objeto que la Muerte Vaquera le había entregado y se prometió a sí mismo nunca olvidar aquel encuentro.

    Y así, la vida de Tomás tomó un nuevo rumbo, lleno de valentía y determinación. Había superado el juego de la Muerte Vaquera y demostrado que incluso los desafíos más oscuros e inesperados pueden ser vencidos con coraje y sabiduría.