Había una vez un niño llamado Juanito, que asistía a la escuela del Sagrado Corazón de Jesús. Era un lugar especial lleno de amor y alegría.

Un día, la maestra les dijo a todos los niños que iban a tener una actividad especial para aprender más sobre el Sagrado Corazón de Jesús.

Primero, la maestra les mostró una imagen del Sagrado Corazón de Jesús. Era una imagen hermosa con colores brillantes y un corazón rodeado de llamas y espinas. Los niños quedaron maravillados al verlo y se preguntaron qué significaba.

Luego, la maestra les contó una historia. Les habló de cómo Jesús amaba a todos los niños del mundo y cómo su corazón estaba lleno de amor y compasión. Les dijo que el corazón de Jesús era como una luz brillante que siempre los acompañaba y los cuidaba.

Después de escuchar la historia, la maestra les dio a cada niño una hoja en blanco y crayones de colores. Les pidió que dibujaran cómo imaginaban ellos el Sagrado Corazón de Jesús. Los niños se pusieron manos a la obra y dibujaron con entusiasmo.

Cuando terminaron, la maestra les pidió que compartieran sus dibujos con los demás. Los niños se emocionaron al ver las diferentes interpretaciones del Sagrado Corazón de Jesús. Algunos dibujaron corazones rodeados de flores, otros dibujaron a Jesús abrazando a los niños y otros dibujaron rayos de luz saliendo del corazón.

Después de admirar los dibujos, la maestra les dijo a los niños que el mensaje más importante del Sagrado Corazón de Jesús era el amor. Les recordó que, al igual que Jesús los amaba incondicionalmente, ellos también debían amar y cuidar a los demás.

Al final del día, todos los niños se sintieron felices y llenos de amor. Aprendieron que el Sagrado Corazón de Jesús es un símbolo de amor y compasión, y que siempre pueden recurrir a Él en busca de consuelo y guía.

Y así, Juanito y sus compañeros de clase llevaron consigo el mensaje del Sagrado Corazón de Jesús en sus corazones, compartiendo amor y bondad con todos los que conocieron.