The Lost Boy and the Dragon

    By Clara_

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    30 Sep, 2023

    Había una vez un niño llamado Samuel que se perdió en un bosque oscuro y espeso. Caminó sin rumbo, asustado y solo, hasta que su pequeño corazón no pudo más y se sentó a descansar.

    Samuel estaba a punto de rendirse cuando vio un resplandor dorado entre los árboles. Siguió el resplandor hasta que se encontró frente a frente con un enorme dragón dorado.

    Samuel temblaba de miedo, pero el dragón lo miró con curiosidad y no con hostilidad. El dragón inclinó su cabeza y Samuel entendió que no tenía que temer.

    El Dragón Dorado presentó a Samuel a su hogar, un claro en el bosque con un lago y un montón de comida. Samuel se sintió aliviado y agradecido.

    Samuel y el Dragón Dorado comenzaron a pasar tiempo juntos. Jugaban, cazaban y exploraban el bosque. Se convirtieron en amigos inseparables.

    El Dragón Dorado le enseñó a Samuel cómo sobrevivir en el bosque. Le mostró qué frutas eran seguras para comer y cómo encontrar agua.

    Samuel, a cambio, le contaba al dragón historias de su hogar y su familia. El dragón escuchaba con atención, disfrutando de las historias de Samuel.

    Los días se convirtieron en semanas y las semanas en meses. Samuel y el Dragón Dorado vivían juntos en el bosque, compartiendo risas y aventuras.

    Pero un día, el Dragón Dorado parecía preocupado. Samuel le preguntó qué pasaba y el dragón le contó acerca de un malvado cazador de dragones que se acercaba.

    Samuel se sintió triste y asustado. No quería que le pasara nada malo a su amigo. Decidieron hacer un plan para protegerse del cazador.

    Samuel sugirió que deberían esconderse, pero el Dragón Dorado sabía que el cazador los encontraría eventualmente. Decidieron enfrentarse al cazador.

    Pasaron los días preparándose para el enfrentamiento. Samuel trabajó en trampas y el Dragón Dorado practicó su fuego. Estaban listos para enfrentar al cazador.

    Finalmente, el cazador llegó al bosque. Samuel y el Dragón Dorado estaban preparados. Esperaron en silencio a que el cazador cayera en sus trampas.

    Cuando el cazador cayó en la trampa, el Dragón Dorado salió de su escondite y rugió con fuerza. El cazador, asustado, huyó del bosque.

    Samuel y el Dragón Dorado celebraron su victoria. Estaban seguros de nuevo en su hogar. La amistad entre ellos se fortaleció aún más después de esta experiencia.

    Los días volvieron a ser tranquilos y felices. Samuel y el Dragón Dorado continuaron su vida en el bosque, siempre juntos y siempre cuidándose el uno al otro.

    Samuel aprendió a amar el bosque y su nueva vida. Aunque extrañaba a su familia, sabía que había encontrado una nueva en el Dragón Dorado.

    El Dragón Dorado también amaba su nueva vida con Samuel. Apreciaba la compañía del niño y las historias que contaba. Se habían convertido en una verdadera familia.

    Samuel creció en el bosque con el Dragón Dorado. Se volvió fuerte y valiente, siempre dispuesto a proteger a su amigo y su hogar.

    El Dragón Dorado también cambió. Se volvió más amigable y menos temible. Samuel le había enseñado el valor de la amistad y el amor.

    A pesar de las dificultades y los desafíos, Samuel y el Dragón Dorado siempre encontraban la forma de superarlos juntos. Su amistad era inquebrantable.

    Samuel y el Dragón Dorado vivieron juntos por muchos años. Cada día era una nueva aventura y cada noche era una nueva historia.

    Aunque Samuel se había perdido en el bosque, había encontrado algo mucho más valioso. Había encontrado un amigo y una familia en el Dragón Dorado.

    El Dragón Dorado también había encontrado algo valioso. Había encontrado a un amigo en Samuel. Juntos, habían encontrado un hogar.

    Samuel y el Dragón Dorado demostraron que la amistad puede surgir en los lugares más inesperados. Y que a veces, un hogar no es un lugar, sino la persona con la que estás.

    The Lost Boy and the Dragon