
The Roaring Lions
By Analía

02 Jul, 2023

Había una vez un equipo de fútbol benjamín llamado Los Leones, un grupo de amigos que vivían para el fútbol. La diversión, las risas y los chistes eran la norma en cada entrenamiento y partido.

El entrenador, Pal, era un hombre grande y amable con una risa contagiosa. Aunque su apariencia podía intimidar a algunos, su corazón era tan grande como su risa. Era querido y respetado por todos los jugadores.

Siendo un exfutbolista, Pal tenía mucho que enseñar a sus pequeños pupilos. Su mayor lección, sin embargo, no se limitaba a las tácticas de juego, sino a disfrutar del juego y hacer buenos amigos.

La noticia llegó un día de que Los Leones habían sido invitados a un torneo contra los mejores equipos benjamín de la liga. Al principio, los jugadores estaban preocupados. Temían perder y ser humillados.

Fue entonces cuando Pal intervino. Con su voz tranquila y estar seguros, les recordó que el fútbol era más que competir y ganar. Era sobre el placer de jugar y disfrutar el juego.

Pal llevó a Los Leones a través de semanas de entrenamiento intensivo, riendo y jugando en cada paso del camino. Aprender a caer y levantarse, el juego en equipo y el valor de la resistencia se convirtió en sus lemas.

Cuando llegó el día del torneo, Los Leones, aunque un poco temerosos, estaban listos para enfrentar a cualquier desafío con una sonrisa y una actitud positiva. Su confianza venía de su unión y su diversión.

El torneo comenzó y Los Leones dieron todo en el campo. No ganaron cada partido, pero nunca dejaron de disfrutar jugando. Sus risas y su espíritu deportivo pronto les ganaron la admiración.

En un partido, el delantero de Los Leones falló un gol y se cayó al suelo. Pero en lugar de llorar, rió y se levantó de inmediato. El estadio entero aplaudió su espíritu deportivo.

Los partidos siguieron y Los Leones no dejaron de sorprender a todos con su actitud y juego. No se desesperaban cuando perdían, ni se volvían arrogantes cuando ganaban. Eran un ejemplo para todos.

Hubo momentos difíciles, como cuando un jugador se lesionó. Pero eso solo unió más a Los Leones. Apoyaron a su compañero y lo animaron desde la zona de animación.

Finalmente, llegó el último partido del torneo. Los Leones estaban ansiosos, pero también emocionados. Después de todo, era la culminación de increíbles semanas de fútbol.

A pesar de dar todo en el campo, no ganaron. Pero no se sintieron desanimados. En vez de eso, celebraron su tercer lugar con la misma alegría con la que habrían celebrado el primer lugar.

Después del torneo, Los Leones se sintieron más unidos que nunca. Habían aprendido más que tácticas y estrategias del fútbol. Habían aprendido a disfrutar el juego y a enfrentar las adversidades con una sonrisa.

Pal estaba orgulloso de ellos. No por su tercer lugar, sino por sus risas, su espíritu deportivo y su unión. Habían mostrado a todos que el fútbol era más que solo un juego.

Y así, Los Leones llevaron su espíritu y su diversión a cada juego y entrenamiento. Fueron un ejemplo para otros equipos y demostraron que el verdadero éxito no se encuentra en la victoria, sino en la diversión y el crecimiento personal.